Jacinto Benavente
Ana Aguado
Todas
las empresas se esfuerzan por generar un ambiente de trabajo positivo donde el
talento y el buen rollito rebosen por cada departamento o sección que la forma,
¿pero qué pasa cuando algunos trabajadores insisten en complicar la vida de
algún compañero?
Seguro
que no debes recapitular mucho para tropezar con alguna conversación sobre
trabajo en la que te hayan comentado “Pepito
o fulanita definitivamente me odian, van a por mí” y es que hoy en día, no
es difícil imaginarse una situación en la que un compañero dirige a otro, sin
ton ni son, advertencias veladas capaces de provocar un conflicto y al que el
segundo nunca responde, por miedo a incrementar el recelo. No suele ser algo
personal, ni es odio, se trata de guerras “no declaradas”, generalmente celos,
de los que no se conoce qué los motiva y ni cuándo surgen, simplemente fluyen
para destrozar todo a su paso.
A
pesar de que se habla poco de ellos, los celos profesionales son más comunes de
lo que parece, sobre todo, en un entorno como el actual, donde las nuevas exigencias
y la exacerbada competencia laboral, no han hecho más que bañar de un mar de
dudas e inquietud el terreno en el que se mueven los trabajadores.
Amigables,
accesibles, confiables, son algunos de los rasgos de estos celosones
profesionales pero ¡atención!, a pesar de estas características amables, la realidad es que las relaciones que
mantienen con el tiempo suelen tornarse tormentosas. De forma sigilosa, suelen
boicotear el trabajo, ocultan información y usan cosas en tu contra (ni te
enteras), y en ocasiones, cuando son descubiertos, te martirizan con su trato,
piénsalo, si eres algo avispado en el trabajo, ¿de verdad que no ha sido
protagonista de una envidia manifiesta?.
Sentir
celos es parte de la naturaleza humana, pero en el ámbito laboral cuando pasa
el límite normal puede generar situaciones realmente perjudiciales como: falta
de interacción entre los miembros del equipo, descenso de la creatividad o baja
productividad, sin contar, la falta de compromiso o desmotivación que estas
situaciones tensas producen entre los trabajadores. Para qué hablar del
talento… “bye bye…se fue”.
Qué
duda cabe que el recelo al mismo nivel (entre compañeros) puede ser bastante
dañino pero ¿y aquellos que se producen
de un superior a un subordinado?....uff es entonces cuando la cosa se pone
realmente seria. Siempre lo negarán,
pero lo cierto es que existen responsables que no son capaces de soportar estar
rodeados de colaboradores más inteligentes y con más talento que ellos. A
menudo, tienen miedo a ser reemplazados por éstos, incluso sucede que en el
momento que están ascendiendo se dejan llevar más por el esfuerzo de haber
mantenido a otros en el suelo que en su propia satisfacción de ascender. No es
broma, estos dirigentes recelosos tienen la virtud de arrinconar, relegar,
insultar o desairar públicamente a quien es el foco de su tirria.
Este
caso es de lejos, bastante más complicado de resolver, ya que lleva implícito,
de forma general, una salida de los mejores trabajadores. Ese talento
polivalente, con experiencia y con buen juicio a menudo no se presta a estos
juegos de destrucción y terminan por emprender carrera en otros lugares donde
el ambiente sea más sano.
Nunca lo dudes, un buen profesional puede adaptarse a todo tipo de cambios pero nunca se doblegará ante estos abusos y memeces.
Nunca lo dudes, un buen profesional puede adaptarse a todo tipo de cambios pero nunca se doblegará ante estos abusos y memeces.
Si tomamos
conciencia de todos los efectos nocivos que tales celos producen en trabajadores
y empresas, la pregunta clave es ¿qué pueden hacer las compañías para evitar esta pelusa
profesional?. Te proponemos 4 buenos consejos:
- Los supervisores son los responsables de estar atentos a cuando surjan estos roces y tensiones dentro de su equipo y abordarlo de inmediato. Dejarlo pasar no hará más que incrementar el problema.
- Identificar a las personas que imposibilitan el buen clima laboral y hablar con ellas para poder comprender los motivos. Es importante que alguien les haga entender al trabajador conflictivo que su comportamiento afecta negativamente al departamento
- Fomentar y promover las relaciones de colaboración y reconocimiento como equipo.
- Identificar qué se envidia y por lo tanto qué se admira, de esta manera se puede promover las ganas de imitar lo que produce celos.
Pero
todo no puede ser malo, deben saber los responsables de dirigir equipos que a
su disposición cuentan con estrategias relacionadas con este asunto que les
pueden ser muy útiles para avivar a su personal, me refiero por ejemplo, a
salpimentar con un poco de celos la rivalidad entre los departamentos con el
objetivo de fomentar la mejora global del grupo. No obstante, tal táctica se recomienda
hacerla con pericia, ya que de errar en tales juegos puede acabar generando una
hostilidad encarnizada entre áreas que ya nunca tenga arreglo.
Ojo
avizor!
Fuente imagen: google
Fuente imagen: google
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.